Un tren de compartimentos recorre el trayecto de Mostar a Sarajevo a las 8 de la mañana. En él, Angeru, Caroline, Charline, Félix, María y Panta intentan descansar como pueden tras haber tenido que levantarse demasiado temprano para coger el “susodichoso” tren. Se dirigen a la capital de Bosnia para reunirse con unos 30 voluntarios más en la reunión de llegada. Félix se recuesta un poco en su asiento:
- - ¿Panta, tienes por ahí la receta? Dámela que la vea, que no me acuerdo bien.
- - ¿Para que la quieres ahora?
- - Para ver bien los ingredientes.
Panta rebusca y rebusca en su bolso hasta dar con un papel arrugado y manoseado por las cuatro esquinas. Félix lee:
On-Arrival Training.
Se eligen a los mejores voluntarios EVS repartidos por los Balcanes, y bien verdecitos, llegados durante los últimos 2 meses. Se les paga un viaje a Sarajevo, porque el viaje a Belgrado resultaría demasiado picante; mezclándolos bien en un hotel llamado “Hollywood”, aderezado de piscina climatizada, ducha-masaje, amplias habitaciones dobles y comida-buffet sin límites.
Se contrata a buenos Trainers ( “Monitores” ), majos. Y se añaden a la mezcla de voluntarios, para realizar unas dinámicas de grupo, se deja pensar y reflexionar a la masa durante un buen tiempo. Se añade vino. Abundante. Sin miedo. Se deja reposar una noche.
Se trata a la masa por la mañana, bien temprano, y se comienza a dividir hasta formar un mapa de los Balcanes y otro de Europa por toda la habitación. Se les menea bien, se les deja pensar dos horas más. Se añade cerveza. Y vino. O las dos cosas. O Rákea. Antes de dejar de nuevo la masa a reposar, se deja pochar durante 2 horas con un programa de Karaoke, sin micrófono, a plena voz.
Al día siguiente, vuelves a amasarlos bien, durante toda la mañana, y luego les dejas reposar durante una tarde paseando la masa por toda Sarajevo. Se añade nieve. En abundancia. Un poco de café, si se desea. Y un par de cervezas. Se vuelve a poner la masa en el hotel. Se tapa con un buen edredón, y se la deja reposar otra noche más.
El último día se deja a la masa reflexionar por última vez, y se la rehoga en una mezcla imposible de cerveza, vino, rákea y derivados. Se mete toda junta en el interior de una habitación, agitándola bien durante 5 horas. Se le añade música, fotos, bailes y emociones.
Tras esto, separas la mezcla en treinta y tantos pedazos con la misma fibra, y los colocas por grupos, guardándolos cada uno en un país distinto del área balcánica.
Se deja a temperatura ambiente durante meses. Y se observa como la masa, poco a poco, se va juntando, recorriendo kilómetros.
Efectos secundarios: Total dependencia al cóctel planteado y a sus elementos y/o componentes. ( Véase voluntarios, hotel, camas, piscina…)
9 de Marzo
Son las cinco de la tarde. El sol, en el comienzo de sus últimos rayos de luz, alumbra las coronas de las montañas. Debajo de éstas, el Neretva recorre los kilómetros más cercanos a Mostar. Fluye con fuerza, debido al descongelamiento de la nieve caída en la última semana. Junto con el agua, montones de basura se pierden entre los remolinos de la corriente. El autobús recorre prudente su camino. En los oídos de Félix suenan los primeros acordes de mandolina de “Elephant Gun” de Beirut. Mueve su pulgar por la rueda de su reproductor, y se ajusta los auriculares.
Saca de su bolsillo el mismo papel arrugado de manoseadas esquinas de hace una semana. Revisa el último párrafo:
- Efectos Secundarios. ( sonríe ) Total dependencia…
Panta, sentada en el asiento de atrás, toca a Félix en el hombro. Éste pregunta con la cabeza.
- ¿Tio, no estás echando de menos la piscina?
Félix casi asiente, pero se para a pensar un instante.
- - Y más cosas.


